El trayecto hasta Molinicos es un viaje de placer, de esos de hasta pagar por realizarlo. Por la Sierra de Segura no pasa un jodido automóvil. Por aquí no hay más que pinos, peñascos, más pinos y fuentes de agua del río.
En este pueblo se grabó la película "Amanece que no es poco", genialidad surrealista y absurda. También en Ayna, pero no me pilla de camino, sólo puedo visitar uno de los dos.
A pesar de que este año es el 25 aniversario de la película, este mural a medio terminar, con Antonio Resines y Luis Ciges en el sidecar, fue lo único que vi en alusión a esta pequeña joya realizada por José Luis Cuerda.
Si hay algo que he notado durante este viaje, es que en cualquier sitio están deseosos de conocer forasteros y tener nuevas conversaciones. Pero también me doy cuenta de que casi siempre soy yo quien tiene que romper el hielo. Es como que quieren, pero temen molestarme. Pero en cuanto abro la boca se abre la caja de Pandora y a las 14:00h ya he hecho amigos y me sale el orujo de hierbas por las orejas.
En este pueblo se grabó la película "Amanece que no es poco", genialidad surrealista y absurda. También en Ayna, pero no me pilla de camino, sólo puedo visitar uno de los dos.
A pesar de que este año es el 25 aniversario de la película, este mural a medio terminar, con Antonio Resines y Luis Ciges en el sidecar, fue lo único que vi en alusión a esta pequeña joya realizada por José Luis Cuerda.
Si hay algo que he notado durante este viaje, es que en cualquier sitio están deseosos de conocer forasteros y tener nuevas conversaciones. Pero también me doy cuenta de que casi siempre soy yo quien tiene que romper el hielo. Es como que quieren, pero temen molestarme. Pero en cuanto abro la boca se abre la caja de Pandora y a las 14:00h ya he hecho amigos y me sale el orujo de hierbas por las orejas.
En la película, por estas calles, va NGÉ MARTÍNEZ hacia su destino haciendo eses, como yo. La diferencia es que Ngé Martínez hace eses para tardar el doble de tiempo en llegar a los sitios y así pensar más por el camino, y yo las hago del pedo que llevo encima sin pensar más que en no caer pendiente abajo y ser la comidilla del pueblo este verano.
Sin embargo, me siento dentro de la película. Podríamos ir ahora mismo los dos juntos, agarrados por los hombros, para no caernos al suelo.
Por lo que veo, los eventos del aniversario de la película ya fueron y no queda ni rastro. En el ayuntamiento no hay ninguna información al respecto, y cuando le pregunto a los lugareños, tampoco me dicen mucho. Es como si no fuera con ellos. Por lo visto no tienen la menos intención de convertir Molinicos en un museo de frikis de la película.
Escalones hacia... ¿dónde?
Una de las plazas del pueblo. Creo que Mario Moreno "Cantinflas" encajaría aquí a la perfección.
En Molinicos las declaraciones de amor son tal que así...
Adiós, Molinicos. Último lugar interesante antes de volver a casa.
Sin embargo, me siento dentro de la película. Podríamos ir ahora mismo los dos juntos, agarrados por los hombros, para no caernos al suelo.
Por lo que veo, los eventos del aniversario de la película ya fueron y no queda ni rastro. En el ayuntamiento no hay ninguna información al respecto, y cuando le pregunto a los lugareños, tampoco me dicen mucho. Es como si no fuera con ellos. Por lo visto no tienen la menos intención de convertir Molinicos en un museo de frikis de la película.
Escalones hacia... ¿dónde?
Una de las plazas del pueblo. Creo que Mario Moreno "Cantinflas" encajaría aquí a la perfección.
En Molinicos las declaraciones de amor son tal que así...
Los almendros y los nísperos que veo por aquí me van diciendo que ya estoy llegando a casa y mi viaje a punto de terminar. En menos de 200km avistaré Mutxamel, tierra de nadie. Empiezo a deprimirme cuando reconozco los viñedos, granjas, cooperativas de vino y parques industriales del lugar. Y mucho tráfico. Me paro en todos los pueblos que encuentro, intentando que me pille la noche y alargar el viaje un día más, pero es absurdo. Cuando anochece estoy ya en Pinoso y no merece la pena pernoctar por aquí. Lo más sensato es apretar el culo (que me duele de lo lindo) y llegar a casa cuanto antes.
Esta carretera me la conozco de sobra, la habré recorrido cientos de veces. Eso me permite un control inconsciente de por dónde voy, lo cual hace que disfrute más de la conducción. Y conducir de noche, sin luna y sin tráfico alguno, es otro rollo. No hay más luz en la carretera que la del faro de la moto. Hasta que el ataque de las mariposas nocturnas me baja de mi ensoñación. Soy la única luz de la carretera y se lanzan sobre mí como kamikaces. Siento sus golpes en las piernas, los brazos, la moto, el casco... Al ir con la visera subida cantando una ranchera, me golpean la cara, los ojos, y entran en mi boca a puñados. Si fuera insectívoro me estaría poniendo las botas. Para protegerme bajo la visera del casco, pero cuando los bichos chocan con ella, se espachurran y me la manchan, y tengo que ir parando para limpiarla.
Pero que la vuelta a casa parezca maldita por una plaga bíblica no impide que vaya llegando relamiéndome de felicidad por haber cumplido un sueño. Una de esas cosas que siempre he querido hacer pero que por pitos o flautas nunca hacía. He hecho el viaje de mi vida, mi propia "ruta 66", y es probable que haga más, porque me he dado cuenta de que para hacer las cosas no tengo más que subirme a la moto y tirar p'alante.
Alejandro H M (27/08/2014)
Muchas gracias a todos los que me habéis recibido por el camino...