lunes, 10 de noviembre de 2014

05/08/2014

Salou (Tarragona) - Sariñena (Huesca)

A pesar de acostarme siempre cansado, me cuesta dormirme. El suelo está duro y cuando no me molesta la espalda, me duele el culo o la cadera. Duermo a trompicones, dando vueltas en el saco. Ahora boca arriba, boca abajo, sobre mi costado izquierdo o sobre el derecho. Me levanto un poco magullado. 

Si antes iba huyendo de las nubes para que no me pillara la lluvia, ahora las sigo a prudente distancia. Ellas me marcan el ritmo hasta Alquézar (Huesca). Así que no las adelanto, esperando encontrar un buen lugar donde pasar la noche sin que la lluvia me joda la marrana.

Cruzo el desierto de Monegros. Como buen desierto, durante el día el sol aprieta, y más ahora que esas nubes grises han desaparecido. Voy muriendo de calor por una carretera bordeada por campos de trigo, mucho trigo, que apuesto a que es transgénico. El sistema de regadío de estos cultivos no está muy bien ajustado y muchos chorros de agua mojan la carretera, refrescándome cuando paso bajo el agua, agradeciendo el fresquito del agua sobre mi piel roja bajo este sol de espanto.

Tras muchas vueltas, llego a Sariñena y me pierdo por las lagunas. Llego a un parking de tierra en medio del parque natural y dejo la moto. A 50 metros, siguiendo un caminito, encuentro el lugar perfecto para pasar la noche: un mirador de pájaros.



A 50 metros del parking me topé con este mirador de aves, a diez metros del agua. Una casita de madera perfectamente camuflada entre el cañizo.









El sitio es perfecto, pero tengo que ser prercavido, ya que esto es una reserva natural. Y una cosa es pernoctar en el monte, cerca de la carretera o algún área urbana, y otra cosa es hacerlo aquí. Si me encuentra el Seprona o algún guarda forestal a lo mejor me obligan a irme o, incluso, me multan.






Mi campamento: me lo monto tal que así.












Las moscas y los mosquitos me están comiendo vivo. El repelente de insectos hace su efecto, pero mañana tendré que comprar más.










En esta laguna nidifican garzas, cigüeñelas, patos y otras aves.









Hace un calor de la hostia, así que me quedo en calzoncillos. Aprovechando la soledad, voy a sentirme como en casa: leyendo, fumando, mirando a los pájaros, haciendo fotos y paseando. Y todo parece perfecto hasta que oigo un coche al final del camino de llegada, por donde dejé la moto, y me mosqueo pensando en que la Guardia Civil está de ronda y me van a joder la marrana. Mi moto está a la vista, así que sea quien sea, sabe que hay alguien por aquí. Lo mejor es dejarme ver, así que salgo corriendo, como Tarzán, y me planto frente al coche para decirle a quien sea que aquí estoy y qué pasa. 
Pero ante la visión que ofrezo, casi en pelotas, con un palo en la mano y la linterna de minero en la frente, saltando como los monos, el coche en lugar de detenerse lo que hace es salir pitando. Era un coche blanco, sin marcas, así que me da que eran una parejita que venía aquí a hacer cochinadas y les he jodido el plan. Una pena. Pero peor hubiera sido que llegaran a media noche y al encontrarme aquí durmiendo me hubieran dado un susto de muerte. Les he dado una oportunidad. Ahora, que me dejen dormir tranquilo, que mañana me iré de aquí y ningún pájaro habrá notado mi presencia.












7 comentarios:

  1. El pichón les ha dañado la pichada al par de palomos en celo, eh. Me cago de la risa con esa imagen tuya como hombre de cromañón con un palo y al estilo tarzán. jajaja el susto que se han llevado los tórtolos.

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  2. Jajjaaj menudo careto se les quedaría a los pichones al verte con esas pintas xDD

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  3. No logro imaginarme la escena. Yo creo que lo mejor es que nos la escenifiques sin omitir detalles. Jajaja.

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  4. Falta una foto del acontecimiento!!!
    En calzoncillos y con un palo en la mano.JUajuauau

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  5. Jajaja. Solo de imaginarlo... Menudo susto se llevaron.

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