lunes, 10 de noviembre de 2014

12/08/2014


Bien tempranito (cuando lo ordena el sol) arranco y llego a Palencia a media mañana. Mientras me tomo una cerveza, se me presenta un tipo grandote, tatuado, barbudo y melenudo y me invita a otra birra. Me ha visto llegar en moto y se interesa por el viaje. El tipo también es motero y recién llega de una quedada en Portugal. Carlos es cristalero artesano y tiene su taller a la vuelta de la esquina y me invita a visitarlo y a comer allí. Su menú era un bocadillo de mortadela con queso y una litrona y lo comparte todo conmigo. 



Carlos es el Biker Pastor del grupo motero COVERED BACKS. Desde aquí le mando recuerdos y agradecimientos por su amabilidad. Y si te acuerdas, envíame una biblia motera... oh yeah!!








La carretera de salida de Palencia es una recta infinita, rodeada de campos de girasoles. Pero no puedo disfrutar del paisaje porque no sólo hace un frío que pela que me obliga a estar encogido en la moto, además sopla mucho, mucho viento. Al conducir por una zona llana sin montañas ni apenas árboles a mi alrededor, el viento sopla a sus anchas de frente (reteniendo la conducción), de espaldas (me empuja) y a los lados (desplazándome hacia el carril contrario o hacia la cuneta). Los cambios del viento son bruscos y sin orden, por lo cual nunca sé por dónde me va a atacar. Y si hay algo que abunda en esta carretera, son los camiones. ¡Cientos de camiones! Si llegan de frente, me cortan el viento si éste viene por la izquierda o lo rebotan si viene desde la derecha, haciéndome tambalear en la moto. Cuando me adelantan, lo mismo, pero al volver al carril ante mí, el rebujo me empuja hacia los quitamiedos (que los dan más que los quitan). La velocidad máxima permitida son 90km/h, así que los camiones pasan rapidito, con lo que manejar la moto es como controlar una balsa en alta mar. La guinda de todo esto la ponen unos enormes nubarrones grises que no sólo amenazan tormenta, tapan el sol y hace un frío de la hostia.

Tras penar bastante durante más de dos horas en la carretera, consigo llegar a Astorga sin matarme en la carretera. Aquí me reciben Carlos y Mariluz, amigos de Alicante que veranean aquí.



El Palacio de Gaudí.


















La catedral de Astorga. Ahí arriba está la estatua de Pedro Mato, que se le cayó una mano y mató a cuatro.












Tres ángeles terroríficos...













Mi cama.
















3 comentarios:

  1. Una cama. ¿ qué suerte, no? Porque trasmites sensaciones y te juro que estoy harta de dormir en el suelo, porque me pongo en tu lugar. Y sobre todo porque he sentido el frio helado en loa huesos conforme lo vas contando.

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  2. Ahhhh preciosas fotos. Qué suerte.

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