La resaca es de campeonato, como debe de ser. Si no, ni es resaca ni es nada. Así que desayuno unas cervezas con Marizombi en su despacho (cafetería STOP) y me recupero tomando el sol. Orense es el punto medio del viaje. A partir de aquí empieza el regreso a casa. Jo, qué mierda.
La salida hacia Zamora es fácil: carretera única sin desvío alguno, sin tráfico, por medio de todo el Macizo Central. Puedo ir a 50km/h sin presión en la carretera, sin sentir el aliento de los coches a mis espaldas. Mi intención es llegar a La Puebla de Sanabria y plantar el campamento en los lagos.
¿Alguien cree que este es un buen sitio para pasar la noche? Parece las jodidas playas de Alicante, llenas de domingueros. Lo mejor será que salga de aquí cagando leches.
EL HORROR!!
Por la carretera, uno se puede encontrar sitios tan singulares como este.
En Montamarta encuentro una colina estupenda para dormir al raso. A mis pies tengo el pueblo, el cementerio, una ermita y un pequeño lago. Estoy en lo más alto de alrededor, despejado de árboles. Así me aseguro de recibir mañana de buena mañana los primeros rayos del sol y entrar enseguida en calor.
Ese falo de piedra indica que estoy en la Ruta de la Plata.
Aquí lo pone bien claro: "Usted se haya en la Ruta de la Plata".
No hace mucho frío, pero sí hace mucho viento. Muchísimo. Al estar en lo alto de una colina, el viento me empuja y pretende tirarme colina abajo. De ninguna manera puedo relajar mi cuerpo sin que el viento y la gravedad me manden rodando hacia el cementerio, el lago o la ermita.
Las vistas a mis pies.
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